El cariñosamente llamado "Shelley" es un prototipo de un Audi que es operado mediante tecnología de Inteligencia Artificial orientada a la auto-conducción y que la Universidad de Stanford ha venido desarrollando hace años, el cual ha sido llevado a la pista, con el fin de mejorar la seguridad de los vehículos autónomos, consiguiendo conducir (sin chofer) casi tan rápido como un piloto experimentado.